La oración a la Virgen Dolorosa es una súplica católica a la Virgen María en su pena y sufrimiento, por los dolores que padeció al acompañar a su hijo Jesús en su Pasión y Muerte. Se pide a la Virgen que interceda ante Dios, ofrezca consuelo en las aflicciones, otorgue fortaleza para afrontar las pruebas, y conceda perdón por los pecados.
María Inmacuada, Correndentora del género humano, mira a los hombres redimidos por la sangre de tu Hijo envueltos todavía en tinieblas de error y en el lodo de sus vicios. La mies sigue siendo mucha pero los obreros son todavía escasos. Multiplica las vocaciones religiosas y sacerdotales: danos nuevos apóstoles, llenos de sabiduría y fervor;…
La consagración del joven a la Virgen es un acto de dedicación y entrega total de su vida a María, con el fin de que ella lo guíe hacia Jesús.
“Un minuto con la Virgen” es una práctica de devoción católica que consiste en dedicar un corto espacio de tiempo a la oración y reflexión sobre la Virgen María.
El “Avemaría” es una oración católica tradicional dedicada a la Virgen María, que se compone de las palabras del saludo del arcángel San Gabriel a María, la exclamación de Santa Isabel, y otras frases añadidas por la Iglesia.
La Santísima Virgen del Carmen es una de las advocaciones más veneradas de la Virgen María en la Iglesia Católica, patrona de los carmelitas, los marineros y de Chile, entre otros.
La novena de las benditas almas del purgatorio es una serie de oraciones y reflexiones que se rezan durante nueve días para pedir a Dios que purifique y otorgue descanso eterno a las almas que se encuentran en el purgatorio, y para rogar por la salvación de todos los difuntos.
El Sagrado Rosario a la Virgen es una oración tradicional católica que consiste en meditar los misterios de la vida de Jesucristo y de la Virgen María, al mismo tiempo que se recitan oraciones como el Padre Nuestro y el Ave María.
La Salve Regina es una antigua oración que se dirige a la Virgen María como “Reina y Madre de misericordia”. En ella, los fieles le suplican que interceda por ellos en la “valle de lágrimas” (el mundo terrenal) y les muestre el camino hacia Jesús.