La consagración a Nuestra Señora de Chiquinquirá es una plegaria de entrega total a la Virgen María bajo esta advocación, donde se ofrecen el entendimiento, el corazón, la vida y la familia para honrarla y para ser acercados a su hijo Jesús.
San Benito Abad fue un monje italiano, considerado el padre del monacato occidental y patrón de Europa. Fundó la orden benedictina y escribió una regla monástica (“Ora et labora”) que organizó la vida comunitaria en monasterios, basándose en la oración y el trabajo manual.
El “Te Deum” es un antiguo himno litúrgico de acción de gracias en latín, que comienza con las palabras “A ti, Dios, te alabamos”, y también se refiere a la ceremonia religiosa solemne que se canta para dar gracias en ocasiones de gran importancia. El término proviene del latín y significa “A ti, Dios”.
San Francisco de Asís fue un santo italiano del siglo XIII, fraile y fundador de la Orden Franciscana, conocido por su profundo amor por la pobreza, la paz y la naturaleza. Tras una juventud mundana, se convirtió espiritualmente, renunció a su riqueza y se dedicó a ayudar a los pobres y a cuidar a los leprosos.
La oración a la Virgen Dolorosa es una súplica católica a la Virgen María en su pena y sufrimiento, por los dolores que padeció al acompañar a su hijo Jesús en su Pasión y Muerte. Se pide a la Virgen que interceda ante Dios, ofrezca consuelo en las aflicciones, otorgue fortaleza para afrontar las pruebas, y conceda perdón por los pecados.
Los cambios del mundo se refieren principalmente al cambio global, un conjunto de transformaciones a gran escala en el planeta causadas por las actividades humanas, y a los cambios sociales y tecnológicos impulsados por la globalización y la innovación.
La consagración del joven a la Virgen es un acto de dedicación y entrega total de su vida a María, con el fin de que ella lo guíe hacia Jesús.
La oración de entrega a la Santísima Trinidad es una plegaria católica que implica la total consagración del creyente al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, buscando su guía y transformando su vida a través de la fe.
La consagración a la Santísima Trinidad es un acto de fe y entrega total de una persona a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Implica dedicarse a su servicio y amor, reconociendo que son un solo Dios en tres Personas distintas.