EncuentroConJesusDeNazaret

Encuentro Con Jesús De Nazaret

Proyecto De Vida – Unidad IV: 4.2 Encuentro Con Jesús De Nazaret

EncuentroConJesusDeNazaret

En todos los tiempos, la persona de Jesús de Nazaret, ha interesado a los hombres en muchas ramas del saber: las ciencias, la historia, el arte. En estos últimos años se han realizado varias películas que quieren presentar al Jesús hombre concreto, que sin dejar de ser Hijo de Dios, se hace cercano al hombre y comparte con él su vida y sus problemas. Quizá tu mismo hayas visto “Jesucristo Superstar” o el del Evangelio de San Mateo, o el Jesús de Nazaret de Zefirelli.

A muchos les han gustado estas películas, han descubierto en ellas algo de Jesús, pero los que más saben han dicho lo de siempre: mejor que la película es el Evangelio; nada puede suplir la experiencia de encontrarse con Él ahí.

Trata tú también de hacer ahora esa experiencia: encontrarte con Jesús de Nazaret en el Evangelio.

Lee detenidamente los siguientes textos, centrando tu atención en la persona de Jesús que aparece en cada uno de ellos; descubre a través de ellos los rasgos de su personalidad tal como es y como aparece ante los demás, su manera de relacionarse, de valorar a los otros, de ponerse al servicio, de decir qué es lo más importante, su manera de amar y de relacionarse con el Padre y con los hombres.

Marcos 6, 1-6 – Jesús en Nazaret

Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegado el día de reposo,[a] comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene este estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.

Marcos 12, 41-44 – La ofrenda de la viuda

Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.

Marcos 10, 35-45 – Petición de Santiago y de Juan

Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. Él les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado. Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan. Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

Lucas 6, 17-23 – Jesús atiende a una multitud

Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.

Bienaventuranzas y ayes

Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.

Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas.

Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las hayas revelado á los niños.

Así, Padre, pues que así agradó en tus ojos.

Todas las cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel á quien el Hijo lo quisiere revelar.

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.

Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

¿Qué es lo que más te atrae en la persona de Jesús?

Ya que te vas familiarizando con la Persona de Jesús, deja que Él mismo te interrogue como lo hizo un día a los discípulos que lo seguían más de cerca:

“Iba Jesús con sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos le respondieron diciendo: unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que uno de los Profetas… Él entonces les preguntó: Y vosotros, quién decís que soy yo?”

Ponte en presencia de Jesús, cara a cara con Él, y trata de responderle a esa pregunta. Pídele que Él se te siga dando a conocer a lo largo de este tiempo: recuerda que sólo le conocen aquellos “a quienes les sea dado por el Padre”.


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