SeguirAJesusHastaLasUltimasConsecuencias

Seguir A Jesús Hasta Las Últimas Consecuencias

Proyecto De Vida – Unidad IV: 4.7 Seguir A Jesús Hasta Las Últimas Consecuencias

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Nuestro conocimiento de Jesús y nuestra adhesión a Él, tienen que pasar por la prueba de la cruz y del desconcierto. Muchos habían seguido a Jesús durante los primeros años de su vida pública; unos cuantos lo acompañaron hasta el momento de la pasión; muy pocos estuvieron al pie de la cruz.

Si el misterio de la Encarnación nos parece a veces incomprensible, el de su muerte en la cruz nos desconcierta.

En esta reflexión vas a tratar de escuchar sencillamente lo que el mismo Jesús nos dice acerca del sentido con que afronta su muerte.

Antes de empezar, haz una doble oración de petición:

  • A Jesús, para que sepas escuchar en profundidad sus Palabras
  • A María, para que te acompañe también ahora y te enseñe a comprender las palabras de Jesús.

Lee los siguientes textos y quédate con el que más te ayude:

Juan 10,17-18

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

Juan 8, 26-28

Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo. Pero no entendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.

Juan 13, 23-33 – Jesús anuncia la traición de Judas

Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús. A éste, pues, hizo señas Simón Pedro para que preguntara quién era aquel de quien hablaba. 25 Él entonces, recostándose sobre el pecho de Jesús, le preguntó:

—Señor, ¿quién es?

Respondió Jesús:

—A quien yo le dé el pan mojado, ése es.

Y, mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo:

—Lo que vas a hacer, hazlo pronto.

Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. Algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: «Compra lo que necesitamos para la fiesta»; o que diera algo a los pobres. Cuando él tomó el bocado, salió en seguida. Era ya de noche.

El nuevo mandamiento

Entonces, cuando salió, dijo Jesús:

—Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, Dios también lo glorificará en sí mismo, y en seguida lo glorificará. Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis, pero, como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir.

Juan 14, 31

Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.

Juan 19, 25-27

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Juan, el único de los apóstoles que siguió a Jesús hasta la cruz y fue testigo de su muerte, meditando sobre esa experiencia que seguramente marcó su vida, saca esta conclusión: “En esto hemos conocido el amor, en que Él dio su vida por nosotros, y nosotros debemos estar dispuestos a dar la vida por nuestros hermanos” (1 Jn. 13,16).

María, presente al pie de la Cruz, hace patente la fortaleza en el sufrimiento, la firmeza en la fe, la capacidad de apertura al amor universal que puede tener una mujer, cuando animada por el Espíritu, acepta seguir a Jesús hasta el final.

Pablo, el apóstol que nunca vio a Jesús, pero a quien le fue dado conocer muy profundamente su misterio, explica así la razón de su vida: “Vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó pro mí” (Gal. 2,20).

Puntos de reflexión

¿Qué conclusión sacas tú después de este intento de penetrar el sentido de la pasión y muerte de Jesús?

Expresa todo eso en una oración cara a cara con Jesús.

Pregúntale:

  • ¿Qué he hecho yo por Cristo?
  • ¿Qué debo hacer por Él?

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